Señor Tiempo… ¡está usted detenido!

Hoy regresaba a mi morada y pasó algo muy chistoso. Resulta que me hallaba en el metro politécnico aproximadamente a las 22:15, igual que en otras ocasiones me dieron ganas de caminar rumbo a mi destino en lugar de tomar el microbús. Así entonces fue que emprendí mi viaje. La ruta es muy sencilla, sólo caminar todo el Eje Central Lázaro Cárdenas 100 metros (ese es el nombre completo de la avenida, y los 100 metros no es la distancia que debía caminar, es parte del nombre también) hasta llegar al Río de los Remedios y allí dar vuelta para adentrarme a las colonias Progreso Nacional y Guadalupe Proletaria. Todo el recorrido por el que debía caminar hasta el río, es una zona industrial (la famosa Industrial Vallejo), por lo que ya se imaginarán el panorama: cuadras muy largas, ni un sólo peatón excepto yo, obscuro, etcétera. Sin embargo, en algún punto entre las avenida Margarita Maza de Juárez y la calle Júpiter, yo estaba caminando cómo siempre, sólo viendo el piso para no tropezar y caer, y escuchando un poco de música; pero cuando se acabó una canción y llegó ese silencio separador de canciones, fui perturbado por una extraña sensación provocada por el silencio que había en pleno Eje central. Sólo es cosa de imaginarse: caminando yo solo por una oscura avenida (en la que siempre hay mucho tránsito vehicular y por tanto ruidosa) en total silencio. No considero que fuera tan tarde como para pensar que la mayoría de la gente debía estar durmiendo en casa. Ese silencio hizo que me detuviera, miré atrás y a lo lejos se podía ver que muchos carros estaban detenidos por la luz roja. De repente en un desplante ocasionado por mi desequilibrio mental, caminé hasta la mitad de la avenida y me paré mirando hacia los carros detenidos. Fue muy extraño, casi como si el tiempo se hubiese detenido y yo hubiera escapado del efecto. Por un momento me sentí libre, que podía incluso acostarme sobre el pavimento y tratar de buscar las estrellas tras la cortina de contaminación que atravesaba el cielo. Mi libertad empero, se desvaneció cuando la luz roja del semáforo que detuvo el tiempo se volvió verde. Todos los carros comenzaron a andar en mi dirección. Ganas no me faltaron de ver lo que pasaba cuando un loco se para en medio de una avenida siendo alcanzado por una manada de automóviles, pero lo malo es que no creo que yo hubiera alcanzado a ver todo el espectáculo, tal vez sólo la mitad. El punto es que he tenido la oportunidad saber lo que se siente estar un el mundo fuera del tiempo; tal vez exagero un poco… o mucho, pero creo que es lo más cercano a ello.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Una vez tuve una sensación muy similar, era otoño, en esa ocasión estaba en la escuela sentada en la explanada cuando el viento comenzó a desprender las hojas de los árboles, yo giré repentinamente para observar el espectáculo cuando sentí que todo se detuvo por un instante, no hubo ningún movimiento, solo silencio y esa extraña sensación... duró solo unos segundos y cuando pregunté a mis amigos ninguno percibió aquello. U_U*
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Por otro lado, tu escrito hizo que recordara un libro que me gusta mucho “Momo” de Michael Ende, lo conoces?? Si tienes oportunidad léelo, te lo recomiendo ;)
Leo Yoshiyuki ha dicho que…
No chavo, ya deja de meterte esas cosas, en serio, si no puedes con ellas, no las consumas, no vayas a acabar como yo @_@

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