Cuando se desbordan las emociones

Hoy fui a ver a mi mejor amigo como lo he hecho año con año desde 1999 para pedir disculpas por cosas que le dije, pero como siempre, regresé a casa decepcionado y atormentado por su desesperante silencio. Desde hace nueve años que no me dirige ni una sola palabra, y a pesar de que le muestro mi enojo a ese respecto, le grito exigiendo una respuesta. Sin embargo, luego de un rato de enfurecerme me convenzo a mi mismo con una verdad irrefutable que me encabrona aún más: “Los muertos no hablan”.
Tras las múltiples cosas que dijo que me iluminaron e hicieron salirme del mundo de dos centímetros cuadrados en el que vivía, hoy recordé algo que mi amigo me dijo sabiamente: “Si todo lo que vas adquiriendo en la vida lo vas guardando en un costal, llegará un momento en que el costal se llene y por el mismo peso se desfonde provocando una regazón. O si por ejemplo, pones una olla expreso en la lumbre y le subes a la intensidad de la flama poco a poco, llegará un momento en que explote.” Por supuesto que no le di importancia y mostré mi incredulidad. Pero es apenas hoy que comprendo esas palabras y puedo expresar ¡Qué razón tenías mi amigo! Y es que desde entonces no he tenido la confianza de expresar los sentimientos más profundos que hay en mí que surgen tras momentos de adversidad. Creí que podría manejarlo todo en mi propio mundo de tres centímetros sin tener que hacer que alguien se enterara de ello. Ahora es cuando veo que todo está allí acumulado y no puedo cargar nada más, así que ya no me trago los corajes y exploto con facilidad.
La solución a ese problema, como bien lo dijo mi amigo, es desahogarme. No obstante, para mí es difícil hacerlo, incluso con él lo hice pero tuve mis reservas, nunca le conté todo lo que me agobiaba. Y es tal vez el hecho de que no soporto ver que los ojos de las demás personas me juzguen, o ver que un día normal que tenían se vea manchado por un mal sabor de boca que siembro en ellos tras escucharme. En fin… son muchas cosas que me detienen. Pero mi amigo dijo algo más: “si no te atreves a decirlo, ¿por qué no lo escribes?”Así entonces, heme aquí escribiendo esta primera entrada reiterando lo que unas sabias palabras hicieron que mi mundo de dos centímetros creciera a tres, y espero que teniéndolas en mente hagan que mi mundo crezca un centímetro cuadrado más. Si tienes la oportunidad de leer estos textos con detenimiento, podrás tal vez entender muchos aspectos hacia mi persona y espero que sepas que no es que no te tenga confianza, es sólo que no quiero irrumpir de una forma negativa en tu vida diaria. Prefiero hablar y decir algo gracioso que haga tu día más disfrutable y que con tu sonrisa me contagies de alegría.