Crónicas de un Contador Resignado

Alguna vez había pensado que si algún día me comenzaran a conocer o nombrar como “filósofo”, me sentiría de lo más raro. Pero en ese entonces no había reparado en lo que sentiría si me conocieran como “el contador”.

Ya había contado acerca de mi viaje de trabajo a un lugar cerca de Toluca en este sitio. Sé que fue muy breve, incluso creo que sólo dediqué una entrada. La verdad es que vivía en un lugar alejado de la cíber-civilización (donde sólo existía un café internet infestado con virus y demasiado lento para mi paciencia), que no tenía compu y además me daba flojera (¡qué raro!¿no?). Bueno, esos son los pretextos más baratos que se me ocurren hasta el momento de escribir estas líneas. Sin embargo, espero que esta vez todo sea distinto y pese que acá tengo mucho más carga de trabajo, me pueda sacudir la hueva y escribir las ideas que se me ocurran antes de que se me olviden y me pregunte “¿qué iba a escribir en el pinchurriento blog que me cargo?”.

En fin, como introducción a la serie de entradas que planeo hacer, he de explicar que el 22 de septiembre emprendí un viaje hacia Zapopan. Se me ofreció trabajar acá, lo cual no lo dudé mucho ya que tengo unas deudas pendientes que deseo saldar lo más pronto posible. No estaba del todo consciente del trabajo que desempeñaría pero por la necesidad sólo acepté y ya. Toda la chamba consiste en la remodelación de una zona habitacional y sabía que estaría en el área administrativa e incluso que ayudaría en la contaduría de la obra.

La unidad habitacional está dividida en dos partes, una mitad ya había comenzado con los trabajos de rehabilitación desde agosto. La restante es la que apenas comenzó con mi llegada. He de resaltar que ambas partes son independientes una de la otra, es decir, es como si dos empresas diferentes hubieran sido contratadas para hacer los trabajos, aunque en realidad se trata de la misma agrupación.

El primer día fue dedicado al montaje de la oficina, desde ir a comprar mesas y sillas, armarlas, colocar equipo de cómputo, etc. Cansado pero todo salió bien. Por la tarde fuimos a comer y mi jefe me presentó al que es contador de la otra obra, y entonces fue cuando creí saber en lo que me había metido, “Él es Gabriel, es el contador de la otra obra” me dijo mi jefe presentándome al otro contador. “Haber sí le enseñas todo lo que tiene que saber ¿no? Porque él va a llevarme la contabilidad”, se dirigió a Gabriel. Ahí fue cuando dije “¡en la madre! Yo estoy peliado con los número :S”. Pero bueno, pues me hice la a la idea y he me aquí.
Este es el panorama que hay por acá. Así termino esta entrada a manera de introducción de lo que espero será una serie de capítulos de las aventuras de un contador resignado.

Hasta la próxima…

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