¡Ay! ¿qué te pasa? (Piratería en México)

El mes pasado, sí, en el mes que no había escrito, encontré la oportunidad para corroborar algo que ya había expuesto en otra entrada. En “el olvido de la libertad” con fecha del 6 de enero del 2008, escribí lo siguiente:

“(…) Pero me doy cuenta que escojo el camino dependiendo de lo que la sociedad me enseña (…) Si me han educado para cumplir con la ley entonces la cumpliré. Si he vivido en un lugar donde la ley se usa a conveniencia de unos cuantos optaré por mandarla a volar.”

La situación que a continuación relataré, demuestra claramente dicho retorcido pensamiento. Una tarde cuando regresaba a casa, venía en el metro platicando con dos amigos, Jorge (típico Mexicano) y Jared (Amigo Gabacho). Veníamos platicando varias cosas, pero luego se convirtió en una pequeña discusión entre ellos dos acerca de la ilegalidad de la piratería. Jorge le preguntó a Jared “¿Tú no comprarías películas piratas?”, Jared respondió “¡No!”, “¡¿por qué no?”, replicó Jorge con cara de extrañeza, “¡Porque es ilegal!” agregó Jared. Justo están los dos bandos que mencioné en aquella entrada, Jared (amigo Gabacho) “Si me han educado para cumplir con la ley entonces la cumpliré”; Jorge (amigo típico mexicano) “Si he vivido en un lugar donde la ley se usa a conveniencia de unos cuantos optaré por mandarla a volar”. He escuchado algunas historias de cómo se combate la piratería y la descarga de música ilegal por internet en Estados Unidos. Asumo que la ley es fuerte y sí cumple castigando a quienes cometen un acto ilegal, tanto es así, que todas las personas que conozco y que son de Estados Unidos, no comprarían algo pirata a pesar de que en México existe la ley pero no es aplicable del todo. En cambio, una gran mayoría de la población mexicana compra piratería, claro, yo estoy incluido dentro de la chusma. ¿Cómo puede ser posible esto? Fácil, si tomamos en cuenta que el salario mínimo es de 50 pesos con 57 centavos por jornada (cada día), luego lo multiplicamos por 25 (los días laborales aproximados del mes) dan un total de 1264 pesos con 25 centavos. Ahora supongamos que quisiera comprar de preventa el disco “viva la vida” de Coldplay que cuesta 215 (y que por cierto está rebajado de 269), tendría que gastar casi el 10% de mi salario mensual. Pero eso no es todo, nuevamente supongamos que cada día me echo una comida corrida de 30 pesitos, gastaré al mes 900. Luego 900 pesitos y los 215 de mi súper disco de Coldplay sumarán… ¡1115! ¡Qué barbaro! ¡Hasta me sobraron 149 pesotes! Ya como último paso me falta dividir la cantidad sobrante entre el desayuno y la cena (Claro, se supone que es importante tener tres comidas al día), la renta (¡el cuchitril en el que vivo también cuesta!), cosas básicas como el papel de baño (también me limpió y no lo pienso hacerlo como lo decía aquella canción deformada de Yuri*), el jabón, pasta de dientes y demás cosas para la limpieza (sé que no me baño muy seguido, y luego con esto menos lo haré). En fin, todo esto lo digo para justificar el hecho de que los mexicanos preferimos comprar un disco de MP3 o una película en 10 pesos cada uno, y no lo hago para justificar en sí a la piratería. También para soportar el argumento de que nuestras acciones y comportamientos están directamente ligados a lo que aprendemos dentro de nuestra sociedad. Tanto es así que aquí compramos todo pirata debido a que la ley no se cumple ni se aplican los castigos correspondientes. ¿Y saben por qué?... Los mexicanos estamos tan chingados económicamente que hasta a los que se encargan de aplicar la ley (los polis), no les rinde el dinero y los puedes encontrar comprando su arsenal de discos piratas para su uso personal. ¿A poco no?

*Para los que se pregunten a qué canción de Yuri me refiero, es la de “¿Qué te pasa?”, y decía más o menos así:
¿Qué te pasa?
¿Qué estás haciendo en casa?
Voy al baño no hay papel,
me limpio con el dedo, me lo chupo sin querer,
me sabe a caramelo ¡ay! ¿qué te pasa?

Comentarios

Leo Yoshiyuki ha dicho que…
Yo lo digo y hasta puedo decir que lo presumo: El precio (a veces prohibitivo) de los discos originales nos orilló a comprar material pirata (eso o a soportar artistas indie que en algunos casos suenan peor que el unplugged de Oda a la leche); luego los piratas con sus insufribles "intros" y/o mezclas extrañas (escuché a Mecano y a la Sonora Santanera en un mismo disco de MP3 que llevaba una muchacha en la línea 3 del Metro) me orillaron a las descargas "ilegales" de música por Internet, y pongo "ilegales" (entre comillas) porque no las considero del todo ilegales. Pero ha sido gracias a eso que he descubierto música increíble de grupos que ni me imaginaba que existían. No todo es malo, pero también es cierto que, si ha veces no alcanzan los sueldos para comer decentemente en esta Ciudad, ¡Cuántos pueden pagar una conexión de banda ancha capaz de soportar la descarga de megas y megas de música?

Jared tal vez tenga razón, pero a veces hay cosas que no podrías conocer sin pasarte al lado oscuro de la fuerza

Ah! Ya estoy debrayando otra vez, mejor me voy a escribir a mi blog que para eso tengo uno... Por cierto, que detallazo el de la canción deformada de Yuri ^_^

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