Crónicas de un percance legal anunciado

Hace ya tiempo que no escribía pero ahora tengo algo que escribir (¡y vaya es que bastante!). El pasado viernes me desperté y dos sensaciones extrañas estuvieron latentes: Mientras me quitaba el sueño aún en la cama antes de levantarme traté de recordar lo que soñé ese día, sin embargo por más que lo intenté no pude, lo cual es extraño puesto que yo todos los días recuerdo mis sueños en su totalidad; la otra sensación fue un sentimiento extraño que me decía “no deberías levantarte hoy”. Pero, pese a la advertencia lo hice y me fui a la escuela. Todo era muy normal al principio del día pero no me podía quitar esas sensaciones de la cabeza, lo cual me mantuvieron distraído todo día. Pero por la tarde todo se tornó muy extraño, empecé a tener varios deyabús (sí, se que se escribe déjà vu pero en español escrito suena raro). Ya me había pasado antes pero no tantos en un mismo día. Incluso estaba en la cafetería de arquitectura contándoles una de mis peripecias que tuve mientras aprendía a manejar a Ana, Amy, Josué, Iván y Jared (amigos del Club de inglés), y en un momento detuve lo que contaba porque todo lo que estaba diciendo ya lo había dicho antes, incluso miré el rostros de todos y juré que ya había visto todo eso; pero continué en seguida. Luego en la noche cuando regresaba a casa tuve un percance con la señora ley, es decir, dos policías me detuvieron mientras caminaba del metro politécnico hacia donde vivo. Estuve con ellos por poco más de una hora hasta que por fin me liberaron. Todo se lo debo a algunos consejos que me dieron algunos amigos abogados (Carlos A. Figueroa M., Carlos A. Rabía, Eduardo M. Estrada y Rubén Salazar) y claro, también a una mordida involuntaria, y digo involuntaria porque me despojaron del dinero que tenía. Luego al llegar a casa tuve otro percance con la “ley moral familiar”, de esas en las que se te dice “soy tu padre y me respetas”, pero que no hay lugar en la misma ley para “si quieres respeto, me respetas a mi también aunque sea tu hijo”. Es de esas cosas que yo siempre he pensado “siempre se debe respetar la ley de la autoridad, la que se supone que funciona en tu beneficio, aunque ella tenga que pisotearte para hacerse respetar. Qué paradójico ¿no?”. De por sí yo soy un antisocial que piensa que la ley no sirve más que para la misma ley o los que la manipulan, no la respeto siempre, simplemente hago lo que YO considero que tengo que hacer, independiente de si es bueno o malo según juzgado por la misma ley. A final de cuentas, parecido a como lo expuse en “El olvido de la Libertad”, las leyes son hechas sin preguntarme y no importa lo que yo piense.

No tengo más que una explicación para aquellas sensaciones, el hecho de que no pude recordar mi sueño y los numerosos Deyabús. Hace mucho tiempo leí un artículo referente a la mente el cual decía que en sueños ella tiene la capacidad de ver momentos futuros, sin embargo tales pueden ser malos y traumantes que la misma mente los oculta por protección a la parte consiente del individuo. Pero sólo es ocultada y ello da pie a tener sensaciones como el Deyabú. La verdad quién sabe, pudo ser coincidencia o no, la verdad no sé ya que eso está más allá de mi propio entendimiento.

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