¿Qué hacer con 25 varos? ¿Qué NO se debe hacer con ellos?

¡Guau! No me había dado cuenta de cuánto tiempo se quedó este espacio llenándose de polvo y telarañas cibernéticas. Ya me habían preguntado que qué tranza, que por qué ya no escribía. Para ser honestos, entre la hueva, algunos problemas de tiempo y sobre todo la falta de inspiración me atosigaron hasta hoy. Me siento un poco mal por lo que esta ocasión me inspiró para comentar aquí: “Dios”

“Resulta que andaba por el mal camino, viajando entre vicios y accediendo a la perdición. La verda’ estaba muy mal, pero fue entonces que vi la luz, encontré a Jesús y él me trajo al camino de la salvación”… Son las palabras que estaba escuché mientras estaba afuera de la cafetería “heaven’s”, pronunciadas por el integrante de una banda que justo acaba de tocar y así le daba tiempo a la siguiente banda para que se terminara de montar. Mi pensamiento fue muy inocente y pensó que sí, posiblemente él era cristiano. Luego la banda “carga positiva” (creo que ese era el nombre) comenzó a tocar. Abrieron con una balada muy, pero muy melosa. Intentaba descifrar qué es lo que decía la letra, pero no le entendía. En eso el buen Mike me preguntó “¿traes cambio?” y yo “pues sí”. Pero como que algo no me olía bien, pero al fin le di los 25 pesos a mi amigo para que pagara el cover, así que entramos. Al pagar te ponían un sello en la mano, para que pudieras salir y regresar sin pagar. Ya estando adentro pude escuchar mejor la letra de la siguiente canción y en efecto, hablaba de Dios. Luego mi amigo Manuel me dijo “sí, esta es una cafetería cristiana. El sello dice ‘Guerra Santa’ carnal”. Y yo sólo puse cara de “¡Ash!”. La verdad no aguanté dos canciones más y le pedí a un cuate que me regalara un cigarro y me salí a fumarlo. El Mike se salió conmigo y después nos alcanzaron Manuel y el Serch. Adentro quedaron el Toño, su carnal Cesar, y un amigo de éste último, quienes no tardaron mucho en aparecer a nuestro lado afuera del Heaven’s. De ahí nos fuimos a un restaurante bar a echarnos unas chelitas, donde por cierto, la banda que tocaba sí se la rifaba.

¿Que cómo fue que llegamos al Heaven’s? ¿Cómo fue que caí en ese lugar? Mientras Manuel me dicía “sí , esta es una cafetería cristiana”, justo me preguntaba eso: ¿Cómo diablos vine a caer aquí? Pues resulta que ese sábado por la tarde me marcó el Toño para invitarme a un “bar” a ver tocar la banda de un amigo de Cesar por la noche. Pues ya total que le dije que simón e invité a la banda con los que toco, pero sólo fue Manuel y un amigo, el Serch. Total que ese día por varias cosas salí tarde, pero al final alcanzamos a Toño, Cesar y al Mike en eje 8 sur y Cuauhtémoc, y fue que me percaté que nadie sabía exactamente como llegar y Cesar estaba hablando por teléfono para que le dijera bien en dónde estaba el “bar o cafetería” (nótese que comenzó una inseguridad de lo que realmente era nuestro destino”. Ya total que al fin supieron qué onda y nos dirigimos al lugar. Al llegar, fue cuando escuché que alguien decía “Resulta que andaba por el mal camino… bla bla bla”, y el resto de la historia que ya conté.

¿Que cuál es el problema de todo esto? Bueno, en realidad ese día desperdicié 25 varos a lo tarugo para pagar el cover de un lugar en el que estuve máximo 7 minutos. No me molesta tanto el hecho de que terminé en una cafetería cristiana, no me molesta que la banda interpretaba música cristiana (y la neta, no lo hacían mal), no me molesta haber salido antes de que terminara la segunda canción, no me molesta haber escuchado las palabras del evangelio en otra interpretación retorcida de un tipo de cristianos más… ¡Me encabrona que haya mal gastado 25 pesos!
La razón es simple, Dios en sus enseñanzas incita a la humildad, que su palabra sea difundida y que todo el mundo sepa quién es Jesús y su reino, entonces ¿Por qué diablos tuve que pagar 25 pesos para oír canciones de un señor que enseña lo que ya mencioné? La palabra debería ser libre y expandirse sin candados. Así como algunas veces me tocó que me regalaran biblias en la calle, eso está bien, por otro lado veo mal que haya tiendas en las que vendan Biblias. Yo vería como un pecado vender la palabra del Señorc o cobrar por ver a una banda que habla de la palabra en sus canciones. Yo respeto que quieran creer lo que quieran, allá ellos como allá yo con mis creencias, pero con tantas interpretaciones diferentes del mismo libro simplemente me confunde y me hace pensar el por qué sólo algunos las cuestionamos y otros se las tragan sin razonar lo que llevan como estandarte y en quien depositan su identidad.

¡Sí lo sé! El amargado ha hablado. No más escribo pa’ criticar. Pero si no… ¿Qué haría aquí? No se puede expresar sin criticar de lo que hablamos ¿o no?...