Proporciones: buscando la mediación

Hacía ya más de un mes que no me había atrevido a entrar a este espacio. La razón era que con tan sólo ver la entrada anterior me partía el corazón. Y vaya que es una razón suficiente, porque ahora que estoy escribiendo estas líneas ya tengo el corazón partido. Y lo tendré aún más destrozado cuando tenga que escribir acerca de la Libis. Mi otra perrita llamada Libis (diminutivo de Libila), tiene cáncer y muy posiblemente no llegará al siguiente año. Pues no hay nada ya que hacer más que hacerse a la idea. Al menos esta vez tendré tiempo suficiente para acostumbrarme a ese hecho inevitable. Pero en fin, este mes de ausencia he pensado muchas cosas con, y sin sentido. Como breve resumen haré algunas citas, unas cuantas palabras tontas con mucho de fondo que se me ocurrieron.

-Platicando con un indigente, luego que me dijo sus tácticas de supervivencia yo dije:
“Nací destinado a ser un zombi. Nací muerto pero por alguna razón sigo vivo”.

-Platicando con el buen Jorge (o también conocido como “el George”), recordé un caso peculiar en cual dos personas se conocieron en un bar. Uno muy deprimido le platicó al otro de sus deseos de no vivir más. Luego el otro le ofreció descuartizarlo y comerlo. El primero aceptó y así sucedió; pero fue descubierto en la movida (o en la mordida del cuerpo, diría yo) y puesto a disposición de las autoridades. La idea saltó luego de que Jorge me dijo que uno podría hasta subastar su vida en internet y que habría muchos dispuestos a pagar. Luego entonces me pregunté: Si uno pudiera poner precio a su propia vida, el precio sería proporcional al juicio de valor personal auto impuesto por uno mismo; y de ser así ¿qué caso tiene ponerle precio a la vida cuando uno nada se puede llevar? O también ¿cuál sería el precio hoy que me siento bien y cuál sería otro día que me devalúe por un mal estado de ánimo? No cabe duda que nuestro sistema capitalista nos hace ponerle precio a todo, hasta al tiempo.

-Finalmente, no sé qué tan cierto es eso del destino. Pero me he convencido que lo que se puede esperar de la vida está ligado directamente a tus acciones pasadas. Es decir, que si has sido bueno, buenas cosas obtendrás; si has sido malo y has lastimado, no puedes esperar más que ser lastimado. Todos somos marcados y etiquetados por nuestras acciones, y nada más.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El top 10 de lo inevitable

¿Cheetos sabor Naranja?

La película que más me impresionó